¿Cómo se pueden cuantificar económicamente las medidas y Sistemas de Protección Colectiva (SPC) provisionales necesarios para el correcto desarrollo del proyecto constructivo?

La aparición de la metodología BIM (Building Information Modeling) es una forma de trabajo que permite, a través de modelos tridimensionales dinámicos, tener una idea real de cómo será el edificio una vez finalizado, como también visualizar los puntos clave donde se podrían generar incidencias y resolverlas antes de llegar a la etapa de construcción.

Esta dinámica mejora los tiempos de trabajo en obra aprovechando la coordinación de los industriales para obtener mejores resultados.

Estos modelos 3D se componen de objetos que tienen incorporados atributos y parámetros, los cuales podemos utilizar para obtener mediciones más precisas y contabilizar los elementos de cada SPC de forma más rápida.

Cada objeto se refiere a un elemento constructivo, así podremos saber datos varios cómo cuántos m2 de forjado hay por nivel o los ml de perímetros de huecos (entre otros muchos datos).

Podremos obtener tanta información como la que esté cargada en cada elemento del modelo.

Es importante destacar que esto simplifica mucho el proceso, pero a su vez debemos entender qué información y datos son útiles para calcular todas las partidas necesarias en un presupuesto de implantación de SPC.

La realización de presupuesto mediante programas especializados como el TCQ, propiedad del ITeC, permite la integración de estos modelos, de tal forma que podremos obtener los datos que necesitamos y asociarlos a una partida deseada.

Podemos vincular nuestro presupuesto con el modelo 3D y, si este se actualiza, las mediciones en la partida también lo harán. De la misma manera podremos incorporar datos de la base BEDEC, que además de precios medios contiene pliego de condiciones y datos ambientales.

Además de cuantificar económicamente el coste directo de las medidas de prevención y los SPC, debemos tener siempre en cuenta el coste de potenciales accidentes, ya que generan pérdidas a quienes los sufren y a las empresas.

Por otro lado, debería ser condición sine qua non apoyarse en empresas especializadas del sector que pueden cuantificar con mayor fidelidad las medidas y SPC que se requieran en obra durante la fase de realización del proyecto, o cómo mínimo en la fase de estudio por parte de las contratistas.

De esta forma, se tendrán en cuenta todas las unidades que intervienen de forma muy precisa y con conocimiento de causa.

Y sobre todo permitirá ajustar el precio real de la implantación y mantenimiento de los SPC, es la única manera que hay para que ningún integrante del proceso constructivo de un proyecto pueda excusarse en la poca o inexistente dotación económica.

Cuando no se pueda tener una noción de cuál será el comportamiento del SPC, se deben hacer ensayos o pruebas que definen todos los agentes que intervienen en la seguridad de la obra, especialmente para sistemas mixtos, por ejemplo pruebas de carga.

 

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